Reflexiones sobre el aprendizaje y la enseñanza

Hace unos días, revisando y poniendo al día el escrito Shibari Kinbaku (parte IV): El Camino del Aprendizaje me sorprendí sobre cómo había evolucionado y se había popularizado el Shibari/Kinbaku desde aquellos momentos en los que inicialmente había escrito ese artículo.

Haru Tsubaki. Fotógrafo: Nestor Baltodano
Haru Tsubaki. Fotógrafo: Nestor Baltodano

Recuerdo en mis inicios, la preocupación de mi amigo Kurt Walter Fisher en difundir este arte que lo apasionaba tanto y que en ese entonces, muy pero muy pocos seguían. Preocupación y arduo trabajo también para completar las plazas de aquel primer workshop que Osada Steve Sensei «su Sensei» se aprestaba a dar en el Club Social Rosas 5 y en el que yo me anoté.

Miro la realidad hoy en día y todo es muy diferente. Los workshops se han multiplicado en Europa y EEUU, muchos alumnos de grandes Sensei han madurado en sus ataduras, siempre hay alguna reunión de cuerdas en algún sitio, y se ha desarrollado un concepto estético y de respeto y admiración por los grandes Sensei de este arte que parece continuar la admiración que Kurt me transmitiera en aquellos primeros momentos.

Pero lamentablemente no siempre todo son rosas. Es notable también como la popularización de este arte y el simple hecho de que esté de moda, ha acarreado que muchos aprovechen esta situación para sacar ventajas económicas, de fomento de su propia popularidad, o cualquier otra, enlodando el buen nombre del Shibari/Kinbaku.

Existen aquellos que desde la vana excusa de la imposibilidad de aprender (a veces más basada en el orgullo que en la realidad), se nombran a si mismos autodidactas y enseñan cualquier cosa en nombre del Shibari. Tal como lo he dicho muchas veces, es posible aprender las cosas solo, pero muy difícil es aprender lo que nunca te fue mostrado sin la ayuda de quien te lo muestre frente a tus ojos.

El Bakushi Hajime Kinoko atando con su padre
El Bakushi Hajime Kinoko atando con su padre

En ese sentido, puedo entender el aprender de la tradición familiar y cultural en una persona que vive en Japón, que ha convivido toda la vida con los conceptos de honor, de la atadura de lo sagrado a través de la nawa, y de la consciencia de sus actos. Pero aún así, entre los mismos japoneses se reconoce como bakushi a quienes han dedicado toda una vida a aprender este arte y que si lo enseñan lo hacen desde un punto de vista serio y seguro.  Los conceptos de flujo de energía con el atado (ki hairimasu), y de seguridad en las cuerdas, tan importantes a mi entender, resultan muchas veces obvios para quien los siente día a día en una cultura que los vive como naturales.  En muchos casos, algunos occidentales a los que les importa mucho más la cantidad de gente que los sigue que la calidad de sus enseñanzas, los pasan por alto en nombre de la inmediatez que hoy las redes sociales y la «necesidad de mostrar» les imponen.  Hoy en día parece que sólo puedes demostrar que sabes de Shibari si eres capaz de atar a una persona (independientemente de cómo lo hagas, o si es seguro o no) y suspenderla.

Haciendo una analogía, es como si de repente todos tuviésemos la necesidad de ser cinturón negro de algún arte marcial luego de salir del cine de ver una película de Bruce Lee. Como si aparecieran de abajo de las piedras los que se dicen capaces de enseñarnos artes marciales.  Lo triste no es sólo que suceda este hecho, sino la cantidad de gente que lo refrenda irresponsablemente  ya sea por no tomarse el trabajo de averiguar con quién se mete a aprender, a quién sigue en redes sociales, por quién se deja atar, o cuál es la verdadera esencia del Shibari/Kinbaku en definitiva.

Las redes sociales, e Internet en general, se han transformado hoy en día en un amplificador de la versión más oscura y materialista de ciertas personas.  Tengo la certeza casi absoluta de que si le preguntamos a muchos de los grandes personajes del Shibari que encontramos hoy en las redes sociales, desconocen a casi el 80% de quienes tienen tildados como «amigos», y si ahondamos aún más en ello desconocen también su capacidad como atadores, o simplemente jamás los vieron atar.  Pocos somos los que frecuentamos la escena japonesa (ya sea porque hemos viajado o porque hemos tenido contacto con bakushis japoneses en otra ciudad), y que podemos refrendar nuestro camino entenándonos periódicamente en forma presencial con ellos.

Lamentablemente pareciera que quienes frecuentan hoy Internet y en especial las redes sociales, como amantes de las cuerdas o como interesados en ser modelos, desconocieran estas realidades, provocando que todo se transforme en la versión decadente de un mercado persa donde vale todo con tal de obtener seguidores o de fomentar el ego.

KinbakuManía se presentó siempre como un espacio serio y dedicado a la difusión de material de comprobada calidad para los amantes del Kinbaku. Sabemos que probablemente esta postura, la defensa del verdadero aprendizaje de este arte, y el no agregar a cualquier desconocido en nuestra actividad en las redes sociales, no nos hagan populares.  Sin embargo, nuestra postura continuará siendo la de defender lo valores éticos del Shibari/Kinbaku y destacar lo que considero son las faltas más graves a los valores fundamentales, a la ética básica del aprendizaje y práctica del Shibari/Kinbaku. Son aquellas cosas que si primara el sentido común no deberíamos tener que estar escribiéndolas, y deberíamos considerarlas obvias, pero que paradójicamente continúan siendo parte de la realidad que nos rodea.

Quizás lo mejor que podamos hacer en este momento para reforzar el mensaje es recordar una y otra vez lo que mencionamos en el post Shibari Kinbaku (parte IV): El Camino del Aprendizaje


Protocolo básico para alumnos de Shibari Kinbaku

El protocolo básico para alumnos de Kinbaku varía según el criterio de cada Sensei así como también de cada grupo de trabajo. Sin embargo, muchas de estas afirmaciones tienen profundas raíces en el código Bushido, en normas de cortesía y culturales, el sentido común (joshiki) y el respeto por los maestros que debería guiar toda enseñanza. Desarrollaré algunos lineamientos básicos generales para que puedan tener una guía de cómo debe ser el comportamiento de quien se considera, o aspira a considerarse alumno de un Sensei.

* Cualquier alumno que concurra a un Dojo debe respetar las reglas del mismo. Las reglas pueden variar sutilmente, pero son en reglas generales las mismas.  Puede leer las reglas de KinbakuMania Dojo aqui

* No es digno de honor el considerarse discipulo de un Sensei unilateralmente, divulgarlo y jactarse de ello sin haber sido reconocido por tu Sensei con anterioridad.

* Si has sido considerado alumno de un Sensei recuerda que lo eres no solo en clase y para que te reconozcan, sino en todo momento.  Procura mantener una conducta honorable y honrarlo siendo su alumno.

* Siempre que compartas fotos sobre tus ataduras procura colocarles una marca de agua con tu nombre de atador. De esta forma brindarás honor a tu Sensei, a tu modelo y a ti mismo.

Se humilde y consciente de tus limitacionesNunca debes intentar realizar ataduras para las que tu Sensei no te haya preparado aún.  Será tu Sensei quien pueda guiarte sobre el momento en el cual puedas dejar volar tu imaginación o estés listo para dejar fluir tu camino.

* El asistir a un workshop de unos pocos días con un gran Sensei no te transforma automáticamente en su alumno.  El pagar algunas clases, ya sean grupales o privadas, tampoco.

* Es considerado un deshonor el utilizar fotografías de otros atadores para ilustrar escritos, promocionar eventos, o cualquier otro tipo de divulgación pública, sin haber pedido permiso para hacerlo.  Al hacerlo se debe citar los datos del atador, ( de la modelo y fotógrafo también de ser posible) como forma de agradecimiento.

* Si has sido reconocido como alumno por un Sensei, se considera poco honorable pedirle a otro Sensei que te enseñe sin antes haberle pedido permiso o consultado. Sería poco honorable también para el segundo Sensei aceptarte sin consultarlo primero con tu Sensei.

Los nombres de bakushi conllevan un gran honor al ser otorgados por tu Sensei. Es considerado un alto deshonor el utilizar el nombre de bakushi de un gran Maestro sin haber sido este otorgado por el mismo. El usar el nombre de bakushi de alguien sin permiso es como intentar robarle su identidad.  Por más que idolatres a algún atador famoso, JAMÁS deberás usar su nombre sin su permiso.

* Recuerda siempre que tu patrimonio más grande como atador, más aún que tu conocimiento y tu técnica, es tu honor y tu imagen. Cuídalos con humildad y  conducta.  Lleva toda una vida forjar una imagen de honor y sabiduría,  y tan solo unos minutos destruirla.

* Como alumno atador eres dueño de lo que has aprendido con esfuerzo y perseverancia. No lo ensucies intentando enseñarlo cuando todavía tu Sensei no te haya dicho que estás listo para hacerlo. Si regalas el conocimiento que tanto esfuerzo te costó aprehender, le quitarás honor, y por otro lado con seguridad quienes lo reciban no sabrán valorarlo.

 

Seguramente habrá muchos a los que poco les importen estos valores, que continuarán haciendo lo que siempre hicieron, disfrazando sus acciones desde alguna excusa como para que parezca que no les quedaba otro remedio. Lo cierto es que no hay excusas para hacer lo que no debe hacerse.  Si no estás preparado para hacerlo, y tu consciencia lo sabe, es preferible que no lo hagas.

 

 

Haru Tsubaki

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